sábado, 28 de febrero de 2009

Cinco meses pasaron de encuentros sensuales y llegó el día.
Volvimos a encontrarnos como siempre pero esta vez fue muchísimo más placentero para ambos.
Fuimos a su departamento y mientras nos besábamos nos desvestimos uno al otro. Nunca había visto a un hombre desnudo, él era perfecto.
Me acostó en la cama, con suavidad y me repitió que iba a llegar hasta donde yo quisiera.
Yo quería; tenía miedo pero a fin de cuentas, él era excitante. A continuación, se acostó encima mío.
Casi sin darnos cuenta, llevados por el calor y la urgencia premeditada, terminamos haciendo el amor.

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